La propuesta de Trump de rebautizar el “Golfo de México” como “Golfo de América” representa un caso paradigmático de instrumentalización del nacionalismo para desviar el escrutinio público de sus problemas legales y fallas en política exterior.

El mecanismo de distracción estratégica utiliza algoritmos digitales para amplificar controversias, creando una paradoja informativa donde la sobrecarga de datos dificulta el discernimiento crítico y eclipsa temas cruciales. Más allá de su impacto mediático, la propuesta del Golfo, aunque diplomáticamente inviable por requerir consensos internacionales entre Estados Unidos, México, Cuba y diversos organismos multilaterales, cumple un propósito estratégico: reforzar una narrativa de excepcionalismo americano para consolidar el apoyo de su base electoral, basado en la polarización social como herramienta de poder.

Para contrarrestarlo se requiere de una respuesta dual: desarrollar capacidades de pensamiento crítico colectivo y construir espacios que prioricen el análisis sustancial sobre la espectacularización.